Copiso es un buen ejemplo del compromiso medioambiental y de sostenibilidad que tienen las empresas del sector primario. Con 55 años de experiencia, la entidad agroganadera apuesta por energías renovables y proyectos de investigación para alcanzar sus objetivos.
La cooperativa lleva años apoyando la investigación y la innovación en el aprovechamiento y valorización agronómica de subproductos de origen animal, como las deyecciones ganaderas de las granjas porcinas, para utilizarlos como fertilizante orgánico. Esto es importante para la gestión y economía circular que lleva a cabo la entidad. Representa gran parte de la actividad agrícola y ganadera de la provincia, con un volumen de negocio de 244 millones de euros en 2021.
Copiso está trabajando con ITACyL en un proyecto basado en la fertilización orgánica de los principales cultivos de la provincia mediante la aplicación de purines.
Las administraciones -europea, central y autonómica- están trasladando su interés por fomentar el uso de abonos orgánicos; y en una reciente visita al complejo industrial de Copiso, el consejero de Agricultura, Gerardo Dueñas, trasladó la voluntad de incentivar con ayudas esa fertilización orgánica, para reducir el uso de fertilizantes y nitratos de origen químico, que necesitan más recursos para su elaboración y es mucho más costoso, especialmente ahora, en la actual coyuntura de crisis geopolítica que ha provocado la guerra de Ucrania.
Los suelos de las zonas áridas cerealistas de España, incluyendo los de la provincia de Soria, cuentan con unos niveles de materia orgánica muy bajos. El uso de deyecciones ganaderas como fertilizante puede mejorar la estructura del suelo y aumentar su contenido en materia orgánica. A su vez, mejora su potencial productivo y la capacidad de fijación de CO2, actuando como sumidero de carbono.
Sin embargo, la iniciativa de innovación sobre fertilización se está iniciando ahora. Pero, Copiso ha liderado proyectos anteriores como el Life Smart Fertirrigation. Ha demostrado que la fertilización orgánica puede sustituir a la mineral con más beneficios medioambientales.
El trabajo internacional del Life Smart Fertirrigation desarrollado entre los años 2015 y 2019, con la participación de la Comunidad de Regantes de Almazán y de varias empresas europeas, confirmó que existe tecnología adecuada para que los purines del porcino puedan transformarse en fertilizantes orgánicos líquidos y sólidos eficientes.
Las conclusiones de este proyecto evidenciaron que el abonado orgánico ahorraba un 50% los costes, respecto al uso de los fertilizantes químicos; e incrementaba la producción en torno al 50%, en las 70 hectáreas de regadío utilizadas. Se regaron con agua a la que se incorporaban los nutrientes que aportaba el fertilizante líquido obtenido del purín. Además, se redujeron mucho las aportaciones de fósforo o nitrógeno al suelo, consiguiendo otro importante beneficio medioambiental.
Copiso destaca el compromiso del sector agrario en avanzar en la sostenibilidad mediante la experimentación y aplicación de avances tecnológicos. Aunque reconoce que estas mejoras agronómicas pueden no ser tan visibles en la sociedad como en otros sectores, se está investigando intensamente para hacer la agricultura más sostenible. Proyectos como el de Life Smart Fertirrigation están ayudando a avanzar en este objetivo.
Y junto a la fertilización, Copiso también apuesta por la producción del biogás, como combustible alternativo a los fósiles. Se trata del proyecto Life Smart Agromobility, que la cooperativa desarrolla junto a la Universidad de Valladolid, el Ente Regional de Castilla y León (EREN) y otras entidades de España y Bélgica.
Hasta finales de 2023, este proyecto se llevará a cabo en una granja porcina integrada de Copiso. La investigación se centrará en la producción de biometano a partir del procesamiento de desechos agrícolas y ganaderos, como el purín. El biometano resultante se utilizará como biocombustible para vehículos.
Este estudio contará con biotecnología de microalgas para el proceso de upgrading y producción de biometano, con capacidad para suministrar combustible a dos vehículos ligeros. Además, se obtendrá biofertilizante como parte de un enfoque basado en la economía circular. El proyecto cuenta con un presupuesto total de 2,29 millones de euros, financiado en un 55% por Europa a través del programa Life.
Biomasa y energías alternativas
Desde su adhesión y compromiso con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Copiso apuesta por la disminución del uso de combustibles fósiles y el aumento de la utilización de energías renovables.
En 2021, se evitaron unas emisiones de 1.944 toneladas de CO2 equivalente en la fábrica de piensos de Valcorba. Esto supone la combustión de más de 700.000 litros de gasoil, por el empleo de biomasa. Además, se quema astilla de los montes sorianos, por lo que también se realiza un aprovechamiento forestal de los recursos de la propia provincia. También está incorporando la energía fotovoltaica en varias de sus instalaciones en la provincia. Una nueva planta de 1.743Kw se construirá en Valcorba para cubrir parte de las necesidades eléctricas del complejo.
Copiso ha estado trabajando desde mediados del siglo XX con una filosofía de respeto y aprovechamiento de los recursos propios en el medio rural soriano. Más del 70% de las materias primas utilizadas en su fábrica de piensos provienen de la agricultura provincial, de los casi 1.300 socios de Copiso. En 2021, la fábrica produjo 263.967 toneladas de pienso.
La cooperativa continúa avanzando en tecnología y está implementando la puritermia en nuevas granjas. Esta técnica aprovecha el calor de las balsas de purines y reduce la emisión de amoniaco.
“El sector agrario tiene muchos retos. Uno de ellos es mejorar en la sostenibilidad medioambiental, y otro la necesaria producción de alimentos para la humanidad”, ha señalado el director gerente de Copiso, Pascual López. Recalca que el objetivo de Copiso, como el del resto del sector primario de Castilla y León y de España, es “seguir produciendo alimentos a un precio razonable, en base a eficiencia productiva, es decir, consumiendo el mínimo de recursos y generando el mínimo de residuos. Se ha puesto en valor el sector agrario, su sostenibilidad y su capacidad. No se le estaba dando la trascendencia que tiene; y ahora, con la pandemia y la guerra de Ucrania, nos hemos dado cuenta de la importancia de alimentar a la sociedad”.