Copiso desarrolla una exigente y rigurosa selección genética de su producción porcina, tanto en capa blanca como en ibérico. Esto permite el autoabastecimiento con las mejores cerdas reproductoras y la entrada en un mercado nacional e internacional. La cooperativa vende el 60% de esas madres y exporta a países europeos como Italia, Alemania o Portugal. En 2024, ha criado 52.000 reproductoras de capa blanca, de las que más del 25% se han quedado para las granjas de Copiso. El resto se comercializa a través de Pig Improvement Company (PIC), empresa de mejora porcina con la que estamos asociados. A esa cifra hay que sumar unas 8.000 madres de ibérico, lo que da un total de 60.000.
La selección genética requiere una buena garantía sanitaria. “Estas cerdas nacen con un pan debajo del brazo”, explica el veterinario Guillermo Moreno, ya que su gran potencial productivo y el hecho de estar libres de enfermedades las hace muy valiosas”. Se protegen en granjas con todas las herramientas de bioseguridad que se pueden implementar. Núcleos genéticos que están lejos de otras instalaciones para evitar la aparición de enfermedades.
Cada madre tiene un valor genético cuantificado. En ese índice, quedan reflejados datos productivos y características morfológicas del animal, su descendencia o sus ascendentes. Se decide qué madre cruzar con qué macho, para conseguir la mejor cría. En Copiso, no se realiza una modificación genética, sino selección y cruce de los mejores animales. Busca que las madres tengan como mínimo 14 tetas o una estructura física muy buena.
Los estándares de bienestar animal que ofrece Copiso están muy por encima de la normativa comunitaria. Un espacio de I+D+i que dispone de personal más especializado para un trabajo de gran calidad. La cooperativa cuenta con un programa muy exigente para evaluar la selección genética, la alimentación o el manejo en las granjas. Un programa que está auditado por la reconocida empresa OCA Global, que asegura con su certificado de trazabilidad la correcta gestión de esa producción. Asimismo, cuenta con el certificado Welfair de bienestar animal.
En las granjas genéticas o multiplicadores de Copiso se cruzan dos razas de madres: Landrace, que produce mucha leche, y Large white, que tiene mucha prolificidad. El resultado es una futura reproductora con un gran potencial. Guillermo Moreno explica que “en las hembras que producimos buscamos las mejores características reproductivas, y el semen con el que las cubrimos procede de machos que aportarán buena calidad cárnica y crecimiento”.
“Nuestro objetivo es producir las mejores hembras productiva y sanitariamente hablando, y ahí la alimentación y el bienestar animal juegan un papel importantísimo para poder seleccionar a los mejores animales: cerdos sanos y con gran potencial genético”, señala Moreno. Una afirmación que basa en una investigación que realizó sobre la alimentación de los lechones en los primeros días de vida. Un estudio que ha permitido mejorar las cifras de supervivencia de estos animales, reduciendo la mortandad del porcino de lactación. Buscaba que además de sobrevivir, los lechones tuvieran un buen crecimiento, y para ello estudió la capacidad que tenían los animales de acceder al calostro y la cantidad que ingerían según su peso al nacimiento.